Es necesario avanzar que todo aquello que muchas veces solo era posible en la imaginación o la televisión, una vez más, se convierte en realidad.
Aquellos ejércitos futuristas que muchas películas como “Star Wars” nos presagiaban, están cada día más cerca.
Y es que, desde hace algún tiempo se viene probando con la posibilidad de instalar un chip en el cerebro que permita a los militares controlar las armas mentalmente.
Es indudable que en el mundo militar los avances tecnológicos, son siempre cuestión de primer orden. Más cuando lo que está en juego es la seguridad nacional.
Desde que hace miles de años los ejércitos midieran fuerzas cuerpo a cuerpo, los soldados han alejándose cada vez más entre sí, fomentando las guerras a distancia.
Esa finalidad no es otra que, causar el mayor número de bajas al enemigo, reduciendo en lo posible las pérdidas en el propio.
Cuando además, el campo de la neurociencia se pone al servicio de lo castrense, los resultados son altamente operativos.
La idea es someter a escáneres cerebrales a un grupo de soldados escogidos, sometiéndoles a entrenamientos de estimulación neuronal.
Por supuesto, tan avanzado experimento choca de frente con una serie de motivaciones legales y éticas, que de momento, serán defíciles de sortear.
Detrás de este laborioso experimento se encuentra la Royal Society, o academia de las ciencias británica.
Por su parte, The Guardian, diario londinense, ya se ha apresurado a decir que estos avances también serán aplicables a la curación de ciertas enfermedades neuronales.
Pero por ahora, el mejor campo de experimentación es el de la seguridad, puesto que permitirá desarrollar y madurar dicho proyecto.
Rod Floc y su grupo de trabajo están seguros de que enviando débiles señales eléctricas al cerebro, puede mejorar el rendimiento de algunas personas en determinadas tareas.
De hecho, existe un experimento similar llevado a cabo por militares estadounidenses en el que se aplicó DCS a algunos soldados, lo cual les facilitó la posibilidad de detectar bombas y francotiradores ocultos en una simulación virtual.
Se llegó a afirmar que los que tenían DCS, tenían una precisión el doble de rápida que los que no tenían.
En los próximos años, sin duda, el campo de la neurociencia dará más avances sorprendentes como éste.