Muchas personas en todo el mundo tienen una apreciación de si mismas que no tiene relación con la realidad, puede que se vean demasiado gordas, demasiado delgadas, se sientan poco atractivas o con una nariz muy deforme, la mayorÃa de ellas padece un trastorno de la autopercepción.
También denominada trastorno dismórfico corporal o sÃndrome de distorsión de la imagen, la dismorfofobia es un trastorno de la percepción y valoración corporal que consiste en una preocupación exagerada por algún defecto inexistente en la apariencia fÃsica, o bien, en una valoración desproporcionada de posibles anomalÃas fÃsicas que pudiera presentar un individuo aparentemente normal.
La fobia a la deformidad fÃsica es un cuadro clÃnico bastante frecuente; quienes poseen la convicción obsesiva de tener una parte o todo el cuerpo deformes sufren angustia por su supuesta fealdad y tienden a que imperfecciones minúsculas asuman una importancia desmesurada. Las quejas pueden concretarse en cualquier parte del cuerpo y afectan por igual a personas atractivas y a quienes no lo son.
Los estudios demuestran que en el 45 % de los casos la queja se centra en la forma de la nariz, si bien, las alteraciones, imaginarias o mÃnimas, pueden corresponder a la cara, el peso, la estatura, el trasero, la barriga, el cabello, los pechos, pies, manos, genitales, piernas, y extenderse a cualquier parte del cuerpo.
Esta fobia o miedo a no tener un aspecto normal se observa con más frecuencia en los adolescentes de ambos sexos y esta extremadamente ligada a las transformaciones que se dan en la pubertad, comenzando hacia los doce años y finalizando, en los casos no patológicos, hacia los dieciocho o veinte años.
La dismorfobia es mucho más común entre jóvenes de clase alta, con pocos o ningún defecto fÃsico. Influenciados por los medios de comunicación y los altos estándares de belleza actual, empiezan a tener una percepción erronea o exagerada de defectos fÃsicos imperceptibles o imaginarios.
Prevención de la dismorfofobia
El mejor tratamiento es la prevención, y su mejor camino, la comprensión. Por tanto, la herramientas mas eficaz consiste en una educación en el ámbito familiar basada en el amor, que aporte al indivÃduo la necesaria confianza y seguridad en sà mismo y que a la vez forme para la libertad y la autodeterminación, y que tenga en cuenta no sólo aquello que manifiesta su conducta, si no también, las necesidades propias de cada etapa de la vida y los sutiles cambios psicológicos que les acompañan.
Además, aunque no cabe duda que la imagen fÃsica, y actualmente de manera más intensa, es fundamental en nuestra vida cotidiana, es necesario relativizar su importancia, haciendo hincapié en otros valores del ser humano: la bondad, la solidaridad, la honestidad, la cultura y la sensibilidad artÃstica.
Tratamiento de la dismorfofobia
Si, por el contrario, ya nos encontramos ante la enfermedad, lo más importante es ser conscientes de que se tiene un problema al que nos podemos enfrentar.
En casos leves, el apoyo de familiares, amigos o un ser querido, puede ser suficiente para recuperar la confianza en si mismo, sin embargo, en los casos severos deberemos recurrir a la ayuda de un profesional, bien sea psiquiatra o psicólogo.
Existen muchos tipos de terapia eficaces en las alteraciones de la imagen corporal, las más adecuadas son aquellas que se basan en la toma de conciencia tanto del espacio interno como del externo.
El tratamiento psicológico es difÃcil, pero con terapia y/o medicación, incluso los que aceptan que el problema está en su mente y no en su cuerpo, se pueden recuperar.
Finalmente, cuando de verdad existe una alteración, la cirugÃa estética, sola o asociada al tratamiento psicológico, ha mostrado ser una excelente ayuda para reducir o eliminar algunas de las manifestaciones asociadas a la dismorfofobia.
Un gran número de personas tratadas con cirugÃa estética, no solo han estado satisfechos con su nueva apariencia, sino también, han encontrado un importante aumento en su autoestima y una clara mejorÃa en la forma de relacionarse con los otros.