Una entrada que puede parecer muy tonta pero que es uno de los principales focos de problemas y de lesiones a lo largo del verano. Empecemos por una cosa más que obvia, la práctica del deporte se ve completamente modificada dependiendo si estamos en invierno o en verano, no cabe decir que el clima es uno de los factores principales.
Muchas personas están acostumbradas al trabajo deportivo de invierno, y cuesta entrenar en el verano. Pero ante todo, debemos tener en cuenta diferentes cosas importantes para que está nueva aclimatación al verano no sea algo muy traumático. De hecho, con unas simples precauciones el cambio puede resultar incluso beneficioso.
Recordemos que en invierno, por efecto del frÃo, los músculos están mucho más tensos, asà que notaremos una ligera mejora en verano. Las pausas pueden ser más largas, esto es especialmente importante para los corredores, que pueden hacer paradas para disfrutar del paisaje sin miedo a enfriarse. Otra diferencia es la ropa, sin duda en invierno llevamos un par de capas encima, como mÃnimo, ahora debemos quitarnos lo máximo posible, a fin de que tengamos el cuerpo debidamente oxigenado.
Otra diferencia substancial es también el tema de la bebida, en invierno con ir bebiendo de vez en cuando ya era más que suficiente, ahora, a pleno sol, es mucho más recomendable estar bebiendo continuamente, hacerlo en pequeñas cantidades, pero si de una forma continuada y dilatada, para que el cuerpo esté oxigenado.
Uno de los cambios de los que más se quejan muchos deportistas es el sudor, es evidente que aunque en invierno también existe, es verano se da más, por ello, es una buena idea llevar una gorra o una muñequera, para ir quitando el sudor de la frente y la cara, que son los principales lugares donde más molesta.