Cualquier ejercicio que hagamos, sea aeróbico o anaeróbico, incide sobre el funcionamiento de los músculos; el hecho de no estar utilizando grandes kilajes no significa que no se esté destruyendo tejido muscular.
El entrenamiento con pesas de gran volumen unido al ejercicio aeróbico y a la reducción significativa de calorÃas que suele acompañar a todo programa para perder grasa, puede ejercer un efecto dañino sobre los tejidos más que los entrenamientos intensos con pesas.
Para contrarrestar o al menos minimizar este estimulo potencialmente agotador para el músculo, tenemos que consumir sobre un 30% de proteÃna respecto a nuestro total calórico. ¿Por qué?. Nuestro cuerpo necesita suficientes aminoácidos para retener o desarrollar tejido muscular, que es el centro de nuestro motor metabólico.
Disponer de proteÃna suficiente también es importante en los dÃas en que bajamos a propósito la ingestión de carbohidratos hasta el 50 o el 45% de nuestro total calórico. En ese momento, precisamos disponer de un exceso de aminoácidos para utilizarlos ocasionalmente a lo largo del dÃa como ayuda en la producción de energÃa (gluconeogénesÃs) y utilización de grasa.
Este asunto difiere de la dieta cetogénica en un aspecto fundamental: el del tiempo. Cuanto más tiempo pase nuestro cuerpo utilizando aminoácidos para producir glucosa, más cetogénica irá haciendo nuestra dieta.
Además, la proteÃna ofrece los beneficios adicionales de saciarnos mejor que los carbohidratos y la grasa. CalorÃa por calorÃa, la proteÃna nos llena antes, algo muy positivo si estamos acostumbrados a comer mucho.
El Dr. S.D Poppit y sus asociados del MRC Dunn Clinical Centre, en Cambridge, Inglaterra, descubrieron que cuando las personas consumÃan una dieta baja en calorÃas que contenÃa básicamente carbohidratos, proteÃna y grasa, únicamente el contenido protéico ejercÃa efecto significativo para reducir la sensación de hambre. El grupo de la proteÃna también consumÃa menos calorÃas.
Sà la proteÃna tiende a hacernos sentir más llenos y no consumimos tantas calorÃas por comida, hipotéticamente tomarÃamos menos calorÃas diarias, algo que a su vez crearÃa un déficit calórico más grande y conducente al incremento de la pérdida de grasa y peso.
Aumentar la ingestión proteica durante una dieta restringida en calorÃas no significa que el total proteico aumenta, solamente que el porcentaje de calorÃas procedentes de la proteÃna es superior que durante nuestros perÃodos de dieta normal.
Según explican en Fitness Gym, una buena regla general es que siempre debemos mantener nuestra ingesta proteica en aproximadamente 2 gramos diarios por kilo de peso o sobre un 30% de nuestra ingestión calórica total. Ocasionalmente, podemos derivar hasta el 45% de nuestras calorÃas de la proteÃna, pero sólo durante perÃodos que no superen las tres semanas.
Esta pauta aunque funciona bien para las personas que entrenan habitualmente con pesas de manera intensa, no es apropiada para todas las personas. Si buscas una dieta alta en proteÃnas para mejorar tu rendimiento o para perder peso, consulta con un nutricionista para establecer las cantidades apropiadas a tu caso particular.