Según el doctor Loren Cordain la mayor parte de los problemas de salud que padece el hombre en la actualidad es consecuencia directa de su alimentación. Este médico especialista en genética y alimentación del PaleolÃtico, es el autor de la Dieta PaleolÃtica que propone una nueva forma de alimentarse.
Esta nueva dieta ha sido contrastada cientÃficamente y se basa en los alimentos que consumÃan nuestros ancestros, donde la importancia radicaba en más proteÃnas, menos cereales, más frutas y vegetales, además de una importante reducción de grasas saturadas.
Flexible, sana, sencilla y sabrosa son algunas de las caracterÃsticas que le dan los seguidores de la dieta PaleolÃtica, una nueva forma de alimentarse más sana y natural que a la vez hace perder peso.
Según el doctor Loren Cordain, durante el PaleolÃtico los seres humanos no padecÃan de enfermedades tales como la diabetes o la hipertensión, tampoco sufrÃan de sobrepeso ni tenÃan el colesterol alto, algo que surgió muchos siglos después con el advenimiento de sociedades agrÃcolas.
La dieta PaleolÃtica es fruto de más de dos décadas de investigaciones y propone volver a los alimentos que privilegiaban las sociedades antiguas formadas por cazadores y recolectores.
Esta dieta se diferencia de otras ya que incentiva el hábito de consumir más proteÃnas como las que se encuentran en el pescado y las carnes magras, agregar mayor cantidad de grasas saludables, tales como las que aportan los frutos secos, mejorando asà el metabolismo y produciendo una disminución del apetito.
En su libro la Dieta PaleolÃtica, el autor descubre un nuevo mundo en la alimentación reinventando aquello que comÃan nuestros antepasados y enseña a los lectores cómo perder peso y no volver a recuperarlo, además de indicar los alimentos que es necesario ingerir y las proporciones adecuadas de cada uno de ellos, a través de recetas y planes adaptados a diferentes niveles de necesidad.
Lo esencial de la dieta PaleolÃtica es no comer cereales, pastas, legumbres, paratas, productos lácteos, azúcar y sal. En cambio de ello, arma el menú diario con carne magra, pescado, huevos, fruta, verdura, frutos secos, fresas, arandanos y frambuesas.
Gradualmente se aconseja incrementar la alimentación con preparaciones que contengan zanahorias, nabos, rabanitos, remolacha, etc., además de hÃgado.
Por lo general en los primeros tiempos el organismo necesita acostumbrarse a este cambio de hábito alimenticio y por ello la dieta puede comenzarse eliminando alimentos prohibidos y agregando los permitidos, hasta que el cuerpo ya se encuentre adaptado a esta nueva forma de comer.