Uno de los temas que preocupan a muchos deportista es su propia memoria, pero no estoy hablando de su capacidad de recuerdo, más bien de que aquellas cosas que han ido haciendo y consiguiendo en su club o entidad a través de su carrera deportiva tengan un valor, y no caigan en el olvido de forma completa. El deporte y olvido es un tema bastante importante, en la medida que en el fondo, los más grandes y los más pequeños deportistas también les gusta tener su cuota de reconocimiento y por ello ser recordado es algo importante y muchas veces decisivo.
Puede parecer algo terrible, el pensar que todas aquellas jornadas grandiosas con tu equipo no quedarán más allá de un recorte de prensa, o de algunos comentarios de tertulia, y eso es algo que preocupa. El deporte y olvido aparece en los recónditos lugares de la cabeza de aquellos amateurs que dedican su vida al deporte y a su equipo, y que no tienen más recompensa que el saber hacer un buen trabajo, practicar deporte y, ser reconocidos por su dura entrega y colaboración para hacer algo más grande su club.
No hay que hablar demasiado sobre las ganas de los profesionales en poder quedar en las orlas y en las vinitras de los museos, no es algo gratuito. Cuando los focos del campo o de la cancha se apaguen, solo quedarán esos recuerdos en el museo, asà que eso será su forma de que el deporte y olvido no se los coma y devore como a tantos otros y otras en la historia de sus entidades. Por ello, el intentar sobresalir, el marcar la diferencia, y el ser querido por su propio público se vuelve algo crucial para conseguir esa memoria colectiva, y eso, en el fondo no deja de ser un problema, ya que la propia ansiedad puede ser causante de un bajo rendimiento.
El problema principal no es solo querer estar en esos museos, más bien, el miedo a superar a los que ya están, y ese miedo y pánico puede ser la arma más poderosa para que el deporte y olvido aparezca.