Sin duda este verano una de las atracciones volverá a ser el pádel. Ese deporte que todos relacionamos directamente con el tenis, y que lejos de ser igual, sus peculiaridades lo hacen apto para todos aquellos que quieran realizar deporte, dejar sudor en la pista, pero sin demasiadas complicaciones.
El pádel se juega por parejas, lo que hace mucho más dinámico y participativo el juego. En los últimos años se ha vuelto muy popular, y muchas instalaciones exteriores se han hecho con varias pistas, esto lo hace también ideal para ir a practicar después del trabajo o con los amigos. En pista exterior, con el sol primaveral es una opción más a tener en cuenta.
Lejos de sus consideraciones como deporte para clases altas, en los últimos años ha vivido una expansión muy fuerte en su práctica entre todas las clases sociales, y el hecho de que el material para practicarlo sea más bien barato aumenta aún más sus posibilidades.
Una de las virtudes de este deporte es justamente su nivel, en que pueden practicar diferentes personas sin tener muchas nociones. Las reglas son muy intuitivas, y como todos tenemos el referente del tenis en la cabeza rápidamente cualquier persona se puede adaptar sin problemas.
Destaca su dinamismo y rapidez, ya que al ser la pista más pequeña, los rebotes y las pelotas devueltas son mucho más rápidas y veloces, asà como el terreno a recorrer es más pequeño, lo que aumenta aún más la velocidad de juego.
El hecho de que se deba coordinar con un compañero, también hace que el propio deporte adquiere un tono más desenfadado y lúdico, las posibilidades son máximas.
Los elementos principales de este deporte son la pelota, la raqueta y el campo. La pelota de hecho es parecida o más bien igual que una de tenis, la raqueta es algo diferente, destaca por su robustez y sus posibilidades para hacer los «retornos» (devolver la pelota), y el campo, que es más pequeño que una pista de tenis y con paredes a todos sus lados.