Todos hemos sentido algún dolor tras una sesión intensa de deporte o de musculación. Agujetas, calambres, contracturas, etcétera. Estos dolores pueden ser sinónimos de daños musculares que no debemos tomar a la ligera.
Es importante recordar que los ejercicios de musculación, de fitness o de cualquier deporte pueden provocar auténticos daños si no se practican de forma adaptada.
Puesto que más vale prevenir que curar, hoy vamos a intentar exponer los diversos tipos de daños y los sÃntomas asociados. Las dos preguntas que nos formulamos son las siguientes: ¿por qué nos hacemos daño? y ¿cómo evitar hacerse daño?
Los tipos de daños más frecuentes
Antes de hablar de los diferentes dolores que podemos experimentar, es importante recordar que no existe uno, sino varios tipos de daño. Estos pueden ser de distintos órdenes:
- Muscular: agujetas, calambres, contusión, elongación, desgarro.
- Articular: desgaste, torcedura, luxación.
- Óseo: fisura, fractura.
- Tendinoso: tenosinovitis, tenobursitis, bursitis, tendinitis, y ruptura del tendón.
- Ligamentoso: elongación, desgarre.
Los daños musculares se clasifican por orden de gravedad. Por tanto distinguimos cuatro tipos de daños posibles:
El calambre
Caracterizado por contracciones dolorosas, involuntarias y pasajeras de uno o de varios músculos. El calambre puede aparecer en reposo o en el momento del esfuerzo. Los calambres que aparecen durante el esfuerzo tienen un origen complejo, sin duda relacionado con la insuficiencia de aporte de oxÃgeno o una perturbación de los electrolitos que penalizan una contracción excesiva a nivel muscular. Por lo general, son un signo de agotamiento o de deshidratación.
La contractura
Se trata de una contracción dolorosa y duradera de un músculo, provocada por una contracción refleja que pretende proteger el músculo tras un estiramiento importante o por culpa de un cansancio importante del músculo, provocando desórdenes a nivel de la excitación-contracción.
La contusión
La contusión proviene de un golpe recibido mientras que el músculo está contraÃdo. El dolor es muscular y se sitúa en el punto de impacto. Se observa una ligera hinchazón y a veces una equimosis.
El desgarro completo o parcial
Se trata de un daño doloroso, ya que el desgarre corresponde con una grave elongación donde las fibras musculares quedan seccionadas en parte o totalmente. Este fenómeno va asociado a la sensación de cuchillada y presenta una gran equimosis. Una ecografÃa es el examen mejor adaptado para realizar el diagnóstico en caso de elongación o desgarre.
Finalmente, es complicado hablar de estos daños sin mencionar las agujetas. Aunque en realidad no son daños reales, se trata de los más comunes en musculación. Son el resultado de microtraumatismos musculares.
Los dolores se manifiestan generalmente a las 24 horas, en función del ejercicio, con un pico situado entre las 48 y 72 horas. Las agujetas desaparecen progresivamente entre 3 y 7 dÃas. Van asociadas a una pérdida de fuerza, de ahà la importancia de tomarlas en consideración durante la gestión del entrenamiento.
La prevención de los daños
Para prevenir los daños, es importante respetar algunas reglas, aunque estas puedan parecer evidentes:
- Calentarse a nivel muscular y articular.
- Hidratarse antes del ejercicio, y después del esfuerzo.
- Mantener una buena higiene de vida, como la gestión del sueño.
- Llevar una alimentación equilibrada y adaptada a la práctica deportiva.
- Gestionar de forma óptima los entrenamientos deportivos tanto en el reparto como en la intensidad.
- Adoptar la buena técnica de ejecución.
- Realizar una práctica para un desarrollo armonioso de los músculos.
- Estar a la escucha de los consejos y directrices de un experto.
Estos consejos, que son de sentido común, son fundamentales para que los apliquen especialmente los principiantes. No obstante, no podemos olvidar que los grandes profesionales también se pueden hacer daño durante un partido o una competición. El cuerpo humano no es una máquina, y por lo tanto debemos cuidarlo.