Este artÃculo ha sido redactado por Makanka un invitado del blog, Biólogo BioquÃmico, culturistas aficionado, participante reconocido en diversos foros dedicados a la musculación y el fisicoculturismo.
En la actualidad vivimos en sociedades donde el sistema global que hemos creado, las escalas de valores confusos o erróneos o la ausencia de éstos, las relaciones sociales, laborales, emocionales y afectivas, y los intereses existentes generan un entorno con muchas variables, excesivamente complejo a nivel mental.
La adaptación del individuo a este entorno o sistema artificial que el mismo ha creado «teóricamente más desarrollado» genera un estrés psÃquico y orgánico cada dÃa más difÃcil de lidiar y hace cada vez más frágil la integridad mental del individuo.
La evolución del ser humano como animal a lo largo de los dos últimos millones de años ha avanzado en el sentido de diseñar un sistema nervioso complejo, pero adaptado a desenvolverse en otro tipo de ambientes con otro tipo de variables, esto es, los ambientes propios de las sociedades cazadora-recolectoras que son los que se han alargado más en el tiempo durante esta fase de evolución del sistema nervioso humano. Las primeras sociedades datan de unos 10.000-15.000 años atrás.
Las sociedades, a mi juicio, supercomplejas, que manejan aspectos abstractos pero de vital importancia como la polÃtica, la ciencia, la filosofÃa, la tecnologÃa, etc. aparecieron a principio del siglo XX. La mente humana no ha tenido tiempo aún de adaptarse a este rápido cambio (rápido desde el punto de vista evolutivo), a ese bombardeo de información, a ese entorno tan complejo y voluble, con cambios repentinos al azar.
Consecuencia de todo esto es un gran estrés mental que el individuo sufre en su esfuerzo de adaptación, a menudo frustrado, con la consiguiente aparición de enfermedades mentales del tipo de la depresión, la ansiedad, la anorexia, y muchas otras, especialmente la depresión a la que todos estamos expuestos.
En este sentido me pareció muy importante indagar un poco en las consecuencias o efectos que a nivel mental tiene los esteroides sobre nosotros, ya que los consumimos.
Yo personalmente he atravesado dos perÃodos depresivos, con sus correspondientes terapias farmacológicas (antidepresivo + ansiolÃtico). Afortunadamente hace ya tiempo que no estoy en tratamiento, pero de todos modos no está de más intentar comprender un poco esto y también la interacción que psicofármacos y esteroides pueden originar. Las recaÃdas siempre son posibles.
La consulta de un amigo culturista vÃa mail que preguntaba sobre la posibilidad de hacer un ciclo teniendo TLP (Trastorno lÃmite de personalidad) me hizo rescatar el interés por esta cuestión. Afortunadamente encontré hace poco el trabajo de Gerardo GarcÃa Maldonado que trata todo esto. Seguidamente lo expongo:
Los AAS son derivados sintéticos de la testosterona y su aplicación médica está justificada cuando existe deficiencia hormonal.
A pesar de los esfuerzos que se realizan, en los diferentes preparados no ha sido factible separar la acción androgénica de la anabólica, lo cual incrementa los riesgos de complicaciones y efectos adversos, principalmente los hepáticos, cardiovasculares y en el sistema nervioso central.
La referencia a ciertas complicaciones psiquiátricas secundarias derivadas de la administración de los andrógenos anabólicos se hace ya más patente en Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders-IV (DSM-IV), comparado con su predecesor, el DSM- III R.
Aun cuando las consideraciones clÃnicas que se establecen no son muy amplias, es evidente la importancia de estos productos al conocerse que intervienen en la génesis de algunos trastornos.
Los usuarios que los utilizan en forma empÃrica y sin indicación médica para fines estéticos o deportivos constituyen otro problema, ya que los riesgos para una mayor morbimortalidad son evidentes.
Se estima interesante revisar algunos aspectos relacionados con la fisiologÃa de la testosterona, asà como los usos terapéuticos y no terapéuticos de los anabólicos.
Entre las complicaciones psiquiátricas más frecuentes se encuentran depresión, manÃa, psicosis, irritabilidad, agresividad, intentos suicidas y adicción a estos productos.
Complicaciones psiquiátricas
Si bien no es reciente que en la literatura cientÃfica se haga referencia a las complicaciones psiquiátricas derivadas del uso médico y no médico de los andrógenos-anabólicos, es últimamente cuando surgen más informes como consecuencia del aumento creciente en el número de consumidores de estos productos en diversos sectores de la población.
Lo anterior cobra mayor importancia contextualizado en la grave situación que existe en el terreno de las adicciones, en donde diversos grupos hacen esfuerzos para combatir el problema.
Como sucede para otro tipo de sustancias, no sólo los usuarios más constantes pueden desarrollar alteraciones mentales; algunos consumidores esporádicos han presentado trastornos que incluso han requerido hospitalización psiquiátrica.
Por otra parte, debe tomarse en cuenta que algunos de los trastornos en determinados casos pueden ser irreversibles, lo que inevitablemente repercutirá en la vida familiar, laboral e individual.
Ciertos estudios indican que el uso de andrógenos puede generar sÃndromes maniacos o hipomaniacos con un prominente componente agresivo. Llama la atención que dichos productos afecten en especial la esfera afectiva.
Otras investigaciones han señalado la presencia de euforia e irritabilidad como las complicaciones más frecuentes. Aunque no siempre son evidentes desde un inicio los trastornos psiquiátricos francos, de cualquier forma en muchas ocasiones las manifestaciones son de intensidad tal que requieren atención profesional.
También se ha observado la aparición de sintomatologÃa más severa, como depresión e ideación paranoide en adolescentes, aunque también hay reportes de depresión y pensamientos suicidas en adultos.
Respecto a esto último, vale la pena apuntar que en aquellas personas que han tenido intentos suicidas, éstos han sido establecidos con una severa intencionalidad y letalidad. Pope informó de dos casos.
El primero, un hombre de 40 años a quien se le habÃa prescrito metiltestosterona, presentó a las dos semanas siguientes un episodio depresivo mayor con sintomatologÃa alucinatoria y delirante en forma concomitante, se le prescribió amitriptilina y pocos dÃas después inició con hiperactividad motora e hipersomnia, lo que remitió al suspender el antidepresivo.
El segundo, un varón de 22 años de edad quien por consumo de metandrostenolona presentó irritabilidad, confusión y alteraciones del sueño. Al discontinuar el uso del anabólico desarrolló depresión, ansiedad con agorafobia y finalmente manifestaciones psicóticas.
No puede negarse la preocupación que genera lo anterior: como ya se ha comentado, numerosos usuarios bajo prescripción médica pueden presentar alteraciones que requieren el uso de antidepresivos en forma concomitante con los esteroides, de ahà la necesidad de supervisar estrechamente al paciente durante los tratamientos asociados.
Afortunadamente, en la actualidad se cuenta con un espectro amplio de fármacos antidepresivos, aunque no puede descartarse la aparición de complicaciones con el uso de otras variedades.
Investigaciones realizadas
La agresividad y la hostilidad secundarias a los anabólicos androgénicos han sido objeto de estudio en forma pormenorizada por diversos autores; para ello se han creado escalas e inventarios de evaluación especÃfica.
Dentro de los resultados, los usuarios de estas sustancias siempre califican con puntuaciones más altas en comparación con los individuos que no las utilizan. En este sentido, Pope y Katz publican algunos reportes más bien anecdóticos de usuarios que con regularidad se veÃan involucrados en incidentes donde prevalecÃa la conducta agresiva desde el punto de vista fÃsico.
El estudio de Kouri, con un diseño doble ciego y aleatorio y con ambiente controlado, indicó que durante el periodo de administración de cipionato de testosterona se favorecÃa un número más alto de respuestas agresivas, que cuando se administraba placebo.
A pesar de diversas publicaciones que pretenden demostrar la relación entre testosterona y conducta agresiva, la misma autora establece que los resultados no deben considerarse definitivos, pues las investigaciones en un laboratorio no siempre pueden replicar todas las circunstancias en torno al consumo de anabólicos en forma externa.
En 1998, Korkia (Reino Unido) también hizo referencia al desarrollo de agresividad y conducta violenta. Más recientemente, en un proyecto de investigación, se concluyó que la agresividad en la población de estudio puede ser eventualmente un indicador muy útil de trastornos psiquiátricos subyacentes más graves que pudieran no haberse manifestado del todo en un momento dado en los consumidores de anabólicos.
A últimas fechas es motivo de estudio un sÃndrome denominado dismorfia muscular, como una forma de trastorno dismórfico corporal, sobre todo en las mujeres consumidoras de anabólicos en quienes prevalecen manifestaciones psiquiátricas y psicológicas.
La gama de procesos mórbidos psiquiátricos que se pueden desarrollar durante o después del consumo de los andrógenos anabólicos es muy amplia. Es importante que durante la elaboración de una historia clÃnica se tome en cuenta la investigación del uso de estas sustancias, además de otras como la marihuana, cocaÃna o inhalantes, sobre todo cuando el paciente pertenezca a grupos de riesgo en este sentido.
Otro aspecto de interés clÃnico está en relación con algunos informes referentes a que los andrógenos esteroideos pueden tener un poder adictivo similar al de otras drogas de abuso.
La prevalencia de este problema aún no está determinada, sobre todo porque dichas sustancias son de uso médico y de fácil adquisición. Sin embargo, el estudio de Copeland, en Australia, señala que de una muestra de 100 usuarios 78 % presentaba sÃntomas de abuso o dependencia, de acuerdo a los criterios del DSM-IV.44.
En el Reino Unido, los grupos de investigación de Kindlundh e Isacson han tratado de establecer factores asociados al consumo de estas sustancias, encontrando como factores importantes el uso de tabaco, entrenamiento fÃsico intenso, consumo severo de alcohol y uso de otras sustancias tóxicas (marihuana, anfetaminas y LSD).
De cualquier manera, lo importante será establecer primero si existe el riesgo de desarrollar dependencia a dichos productos. De ser asÃ, serÃa necesario determinar los mecanismos moleculares involucrados en el sistema nervioso central para el desarrollo de este fenómeno.
Por otra parte, se están haciendo esfuerzos encaminados a establecer un perfil psicológico de los usuarios de anabólicos esteroideos. Una de estas lÃneas de estudio se ha enfocado a las necesidades narcisistas como elementos que contribuyen al inicio y mantenimiento del consumo de dichas sustancias.
Si bien existen sesgos en su investigación, Porcerelli encontró que de un grupo de sujetos evaluados, los usuarios de esteroides calificaban más alto en los inventarios de medición de narcisismo en comparación con los no usuarios. De cualquier forma, todos estos hallazgos no son aún concluyentes, ya que es complicado el establecimiento de perfiles para una determinada circunstancia.
Sin embargo, el esfuerzo es trascendente pues no se puede soslayar la importancia de los elementos psicológicos en la estructuración de un problema relacionado con el consumo de ciertas sustancias.
También ha sido motivo de estudio el área psicosexual. Yates y Perry encontraron que utilizando en cinco ocasiones dosis bajas de testosterona por arriba de los niveles fisiológicos, los efectos psicosexuales adversos tenÃan un riesgo mÃnimo, aunque definitivamente los resultados no pueden extrapolarse a población abierta por las circunstancias agregadas que se dan en los usuarios.
Como se aprecia, el espectro de alteraciones psiquiátricas que se pueden generar con el consumo de esteroides androgénicos anabólicos es muy amplio, e involucra problemas clÃnicos en la esfera cognoscitiva, afectiva y conductual, sin olvidar el riesgo de manifestaciones psicóticas, con la consecuente afectación social y familiar.
Se espera que en un futuro próximo se desarrollen otras lÃneas de investigación, tanto clÃnicas como epidemiológicas, encaminadas a estudiar un problema que va tomando un lugar más preponderante del que se le ha dado dentro del ámbito de la morbilidad psiquiátrica y dentro del contexto de los trastornos por el uso de sustancias.
Reflexiones
Siendo esto asà parece evidente que los esteroides sà que tienen un efecto psÃquico potente y hay que desaconsejar el uso de esteroides en personas sensibles, sobre todo si están en tratamiento. Estos efectos no son tan secundarios ni leves y sà que son muy importantes.
Por otra parte a menudo se pasa por alto el carácter como neurotransmisor y el efecto psicoactivo de los esteroides anabólicos androgénicos, de las hormonas sexuales (estrógenos y testosterona) y de la progesterona.
Se suele hablar más del carácter hormonal de estas sustancias y del efecto sobre el sistema muscular y no se habla del efecto sobre el sistema nervioso. Pero repito, son sustancias psicoactivas, algunas de ellas incluso con un claro efecto como neurotransmisor, no únicamente hormonas anabólicas.
Conocemos el efecto ‘’furia del esteroide», la tolerancia, la paciencia, el efecto sobre la autoestima, la alteración en la lÃbido y en el deseo sexual. En las mujeres generan notables cambios conductuales y cambios en la psique femenina asemejándose más en afectividad, sensibilidad y forma de abordar problemas a los varones.
Muchos usuarios y usuarias de esteroides ni son conscientes de esto. Decidà postear esta información aquà para una mayor difusión entre la gente menos experimentada que con frecuencia se adentran en el uso de esteroides sin conocer bien lo que hacen en su mente.