Sin duda, una de las molestias que más acompañan a los deportistas a lo largo de su vida es el llamado “flato”. Ese dolor en el estomago, muy punzón y muchas veces insoportable, en el mejor de los casos hace que el rendimiento baje, o incluso, en el peor de los casos, que tengamos que parar de hacer ejercicio ya que las punzadas en el estomago son tan severas que no podemos casi movernos.
El flato se da en nuestro cuerpo por tres razones:
- la sobrecarga de los tendones del diafragma por las oscilaciones de las vísceras abdominales.
- el roce del estómago contra el peritoneo.
- el insuficiente riego sanguíneo en el diafragma.
En el primer caso, está claro que después de una comida o de beber mucho, tenemos mucho más peso en el cuerpo, y esto hace que las oscilaciones sean mayores, aún más en bajada.
Es altamente recomendable esperar pacientemente después de comer o beber, para que el estomago no tenga tanto peso, y que haya hecho correctamente la digestión.
El flato es un elemento constante en el deporte, todos tenemos en la cabeza que durante la práctica deportiva, no debemos beber en demasía, si no al contrario, mantener un flujo constante de hidratación pero hacer pequeños sorbitos, para así no aumentar de forma desproporcionada el peso.
Un truco muy utilizado, es localizar el dolor, y presionarnos de forma decidida en él, inclinando todo nuestro cuerpo hacía delante, eso aliviará la tensión, y notaremos una suave mejora. Hay que tener cuidado con esto, ya que de no presionar correctamente con la mano, podemos provocar justamente el efecto contrario, y aumentar el dolor en el estomago.
Por último, recordar la importancia de una adecuada técnica en el desarrollo de los ejercicios, es vital, que los músculos que trabajemos o que utilicemos realicen una trayectoria adecuada, y que nuestro cuerpo en general, tenga una oscilación correcta, a fin de minimizar estos problemas de los que hemos hablado.