Seguir una dieta sin gluten, sin obtener un diagnóstico de la enfermedad celÃaca puede dar lugar a complicaciones graves y conducir a la escasez de alimentos, tal y como advierten muchos médicos y dietistas.
Sin embargo, cada vez son más las personas que dicen padecer una intolerancia al gluten, y cortan con el pan, y la pasta. La dieta sin gluten se ha convertido en una moda. Cada vez son más las personas que la adoptan sin supervisión.
Antes de iniciarse en una dieta sin gluten conviene tener la opinión de un médico o nutricionista, especialista en la cuestión.
Una dieta severa
Sólo las personas que han sido diagnosticadas con la enfermedad celÃaca deben limitarse a la dieta sin gluten, ya que es muy restrictiva. Se trata en definitiva de eliminar de su dieta todos los cereales que contienen gluten, subproductos de estos cereales y productos elaborados a partir de estos subproductos, asà como muchas carnes, salsas y condimentos. Se trata pues de una dieta monótona, muy difÃcil de seguir. Al final se termina comiendo siempre lo mismo. En resumen, nada recomendable para quien no está enfermo.
Además, los estudios han demostrado que los alimentos sin gluten son menos nutritivos que sus equivalentes con gluten, lo que puede causar deficiencias nutricionales (fibra, vitaminas y minerales), asà como el riesgo de comer en exceso por compensación (azúcar, grasa, sal).
Una dieta peligrosa sin diagnóstico
Decidir dejar de comer con gluten sin consultar a un médico, puede provocar calambres, gases o hinchazón, y puede tener consecuencias graves para la salud, incluso si realmente se sufre una enfermedad celÃaca.
Y es que si se sigue la dieta eliminando sólo la mitad de los cereales y sus productos derivados, para reducir la cantidad de gluten ingerido, se reducen las posibilidades de obtener un diagnóstico adecuado. De hecho, esto se consigue por la presencia de anticuerpos reactivos al gluten. Al reducir la ingesta de gluten, pueden desaparecer calambres y otros sÃntomas, pero la enfermedad seguirá creciendo y dañando al sistema digestivo, causando problemas de malabsorción, pérdida de peso involuntaria, anemia, desnutrición, osteoporosis o problemas de fertilidad.