A la mayorÃa de las personas no les agrada hacer ejercicios por el dolor posterior a las sesiones de entrenamiento, en otros casos se relaciona a los ejercicios con experiencias traumáticas o con recuerdos negativos originados por una forma equivocada de comenzar en los deportes.
La transición brusca de una vida completamente sedentaria a, de pronto, tener que recorrer seis kilómetros haciendo footing, o participar por obligación en la escuela en una actividad deportiva que se aborrece, es suficiente para desanimar a cualquiera.
Sin embargo, si encuentra una forma de actividad que resulta adecuada para su cuerpo y la sigue al ritmo apropiado, en lugar de producirle molestias, el ejercicio estimulará la liberación de ciertas sustancias quÃmicas en su organismo que producirá una sensación de bienestar.
Pero antes de dirigirse al caminador o ponerse las zapatillas de deporte para ir a correr al parque, continúe leyendo porque los beneficios del ejercicio practicado de forma regular no acaban aquÃ.
La doctora Miriam Nelson, de la Universidad de Tufts en Estados Unidos, señala que ha comprobado cientÃficamente, en colaboración con otros investigadores, que en efecto el ejercicio puede literalmente hacernos retroceder en el tiempo.
OlvÃdese de las cremas, las lociones y las pócimas: la doctora Nelson ha demostrado que dedicar tan sólo dos sesiones semanales a fortalecer los músculos es el método más eficaz para contrarrestar los efectos del envejecimiento.
El entrenamiento fÃsico mediante movimientos lentos y controlados estimula las fibras musculares. A lo mejor le parece que le falta ánimo para realizar estos ejercicios, pero en realidad se trata de unas rutinas sencillas que puede hacer en su propia casa como desarrollar los músculos de la espalda, el estómago y los glúteos poniéndose de pie y sentándose en una silla veinticuatro veces, en tres series de ocho movimientos.
O puede fortalecer los músculos de la parte posterior de las piernas poniéndose de puntillas hasta una altura máxima, manteniendo esta postura, y a continuación, posando de nuevo los talones en el suelo; deberá repetir este movimiento dieciséis veces.
Uno de los principales hallazgos de la investigación es que la pérdida de la musculatura y la acumulación de grasa que se producen gradualmente con la edad y hasta ahora se consideraban inevitables pueden detenerse.
Al ejercitar los músculos, se consume calorÃas, y cuanto más tiempo se prolongue este tipo de vida activo, más calorÃas quemará el organismo. Mantenerse en forma, con un buen tono muscular, durante toda la vida ya no es simplemente una posibilidad, sino que puede convertirse en realidad.
Por otra parte, la práctica de ejercicios regulares de fortalecimiento beneficia a los huesos, deteniendo e incluso restaurando la pérdida de masa ósea que se produce con el paso de los años. Reduce el riesgo, especialmente en las mujeres, de sufrir osteoporosis y, por consiguiente, contribuye a evitar que se produzcan fracturas durante la menopausia y la postmenopausia.
Mejorar su fortaleza muscular también le ayudará a conservar un buen equilibrio y aumentar la flexibilidad; ésta, a la vez, es necesaria para que pueda estirarse, alcanzar objetos, girarse y agacharse sin dolor y sin hacer un esfuerzo excesivo.
Finalmente, el desarrollo de varios grupos distintos de músculos en todo el cuerpo estimula y da energÃa. Y, cuanta más energÃa, equilibrio y flexibilidad tenga, más fácil le resultará realizar los ejercicios aeróbicos que antes detestaba y mayor será la sensación de bienestar posterior.
Ya se trate de dar un paseo a buen ritmo, de ocuparse del jardÃn, de bailar, de patinar, o incluso de hacer footing, todo estará más a su alcance si tiene una musculatura fuerte. Por otra parte, un incremento en la actividad aeróbica no sólo beneficia al corazón, sino también a la figura y, ¡nada como tener buen aspecto para sentirse bien!
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