Bien sabido es que la leche es la principal fuente de Calcio y vitaminas A, B y D.
El consumo de ella y sus derivados, como quesos y yoghurt completan una dieta en la que estos componentes son indispensables para que nuestro organismo funcione de manera saludable.
La vitamina A, contribuye al crecimiento de los huesos, al igual que el Calcio, y reduce las consecuencias de algunas enfermedades infecciosas.
Por otro lado, la vitamina B, es sumamente necesaria para el cuidado del corazón y las arterias, además de aportar energÃa a través de los alimentos que la componen.
El consumo de lácteos también contribuye con la cantidad justa de vitamina D. Esta se encarga de absorber la porción necesaria de Fósforo y Calcio, que fortalecen nuestros huesos y dientes.
En conjunto, estas tres vitaminas hacen de la leche y sus derivados, alimentos esenciales.
Desde la juventud, el consumo de dos vasos diarios de leche es suficiente. Camino a la adultez debe incrementarse, llegando a consumir al menos un litro al dÃa, pudiendo suplir parte de ella por algunos de sus derivados, como quesos y yoghurt.
Este último de sus derivados, el yoghurt, es considerado un alimento probiótico (a favor de la vida). Los alimentos probióticos son elaborados a partir de bacterias benéficas para el organismo. Al ingerir yoghurt, se beneficia el funcionamiento de la flora intestinal.
No sólo es posible consumirlos en planes alimentarios normales. Si intentas llevar una dieta para bajar de peso no debes eliminar este tipo de alimentos. Existen en el mercado innumerables marcas de estos derivados en sus versiones descremadas o desgrasadas.
De esta manera, bajar de peso también es posible aportando todos los nutrientes que los alimentos lácteos aportan a nuestro cuerpo.
Y como si fuera poco, en ocasiones en que te encuentres con problemas para conciliar el sueño, un vaso de leche tibia será la receta justa para combatir el insomnio.