Las enfermedades óseas son muy comunes más de lo que todos pensamos. Es que las estadÃsticas indican que muy pocas personas consumen las cantidades mÃnimas de calcio, sobre todo los jóvenes.
Los huesos y dientes se componen de aproximadamente un 70 % de calcio combinado quÃmicamente con otros minerales, como el fósforo, que les otorgan dureza. Este mineral también es immportante para la contracción muscular, la transmisión de los impulsos nerviosos y la coagulación de la sangre.
El mayor porcentaje de calcio en el organismo forma parte de los huesos, que constituyen un depósito para preservar las funciones vitales. Es asà como el calcio almacenado en los huesos puede ser movilizado mediante la reabsorción ósea para mantener los niveles en sangre y tejidos dentro de los lÃmites fisiológicos.
En lo que respecta a enfermedades, la osteoporosis es un mal causado por una deficiencia de calcio en los huesos y una disminución de la masa ósea. Los huesos afectados se observan más porosos y se fracturan con más facilidad que el hueso normal. Por lo tanto, se perciben con frecuencia las fracturas de muñeca (radio), vértebras y cadera, aunque puede afectar cualquier hueso.
El raquitismo es otra de las enfermedades producidas por el déficit de calcio, que provoca deformidades en el esqueleto. Esta enfermedad es causa del descenso de la mineralización de los huesos y cartÃlagos debido a niveles bajos de calcio y fósforo en la sangre.
Para alcanzar los niveles óptimos de calcio es necesario aumentar el consumo de productos lácteos y de ciertos vegetales que son ricos en calcio, como la soja, el brócoli y las arvejas. Sin ninguna duda, la leche es la mejor fuente de calcio porque, además, tiene vitamina D que ayuda a aumentar la absorción del mineral. Y la actividad fÃsica debe ser un complemento de este cambio de alimentación.