No cabe duda de que las personas que no fuman, mantienen su peso ideal, llevan una alimentación equilibrada rica en frutas y verduras y una actividad fÃsica frecuente son menos vÃctimas de enfermedades cardiovasculares.
Desde los primeros años de vida
La prevención de enfermedades cardiovasculares deberÃa comenzar desde la adolescencia e incluso desde la infancia, edad en la que se empiezan a tomar los buenos hábitos alimenticios y de higiene de vida que tienen todas las posibilidades de perdurar en el tiempo. En realidad la responsabilidad está en los padres. En esta prevención, la alimentación es capital puesto que las placas de ateroma pueden depositarse muy pronto, incluso en las arterias más jóvenes.
La práctica de un deporte o de una actividad fÃsica forma parte también de esta prevención en la juventud: es uno de los factores de la estabilidad del peso y limita o impide el hábito del tabaco. Es evidente que esta prevención debe continuarse a lo largo del resto de la vida.
Prevención alimenticia
La prevención de las enfermedades cardiovasculares se ejerce en el plato con un régimen equilibrado, calcado en el famoso régimen mediterráneo. Por el hecho de este equilibrio, la alimentación no aporta demasiados lÃpidos ricos en ácidos grasos saturados, ni colesterol, ni sal. Com es rico en frutas, verduras, cereales, contiene suficiente fibras, sales minerales, vitaminas y por lo tanto antioxidantes protectores.
Esta alimentación equilibrada impide subir de peso y ser vÃctima de una obesidad y/o de una diabetes grasa. En esta alimentación protectora, se puede incluir dos o tres vasos de vino tinto al dÃa y el uso razonable de aceite de oliva como cuerpo graso cuyos efectos protectores han sido demostrados desde hace años.
La prevención es un conjunto
La prevención de enfermedades cardiovasculares es un conjunto puesto que todos los factores de riesgo se mezclan y los medios de prevención también. De esta forma, si se practica con frecuencia un deporte, si no se olvida lo básico de los principios de higiene de vida, se tienen menos posibilidades de aumentar de peso, y por lo tanto de convertirse en una persona obesa y/o ser vÃctima de una diabetes grasa, de tener colesterol y una tensión demasiado alta, de fumar demasiado puesto que el tabaco reduce la capacidad respiratoria, de hacerse alcohólico, y sufrir los efectos nefastos del estrés.