Siempre es bueno recordar que los ejercicios aeróbicos son aquellos para cuya realización el cuerpo exige una demanda de oxigeno constante y esto hace que los músculos utilicen como principal combustible las reservas de grasa que almacena el cuerpo.
Por otra parte, todos conocemos los beneficios de practicar ejercicios aeróbicos y por esa razón los incluimos en nuestra rutina de entrenamiento físico. Nuestro cuerpo se adapta progresivamente a este tipo de ejercicios y hoy en día también es posible conocer concretamente que es lo que ocurre después de seguir una rutina aeróbica por un determinado tiempo.
Cuando practicamos ejercicios aeróbicos se ponen en marcha en nuestro cuerpo ciertos procesos fisiológicos para dar una respuesta adecuada a las nuevas situaciones que van apareciendo, se las denomina “adaptaciones momentáneas”.
Ni bien finalizamos la sesión de entrenamiento esas adaptaciones desaparecen, pero si repetimos de forma constante y sistemática los mismos ejercicios se generan las “adaptaciones profundas” y el cuerpo puede generar más energía utilizando sustratos como las reservas de grasa que le permitirán soportar cargas más altas de entrenamiento y resistir la fatiga.
Cómo se dan las adaptaciones del cuerpo a los ejercicios aeróbicos
Veamos ahora las diferentes adaptaciones que ocurren en nuestro cuerpo cuando realizamos una rutina de entrenamiento que incluya ejercicios aeróbicos:
Adaptaciones momentáneas
- El corazón bombea más cantidad de sangre
- Aumenta la frecuencia cardíaca
- Se produce una redistribución del flujo sanguíneo
- Aumenta la ventilación pues los pulmones se expanden al máximo
Adaptaciones profundas
- Aumento de la masa cardíaca y ampliación de cavidades y paredes del corazón
- Incremento de la densidad capilar
- Mayor eficiencia del sistema respiratorio
- Cambios metabólicos que permiten mayor disponibilidad de oxígeno, aumento de la capacidad para obtener energía e incremento de la actividad enzimática y de la oxidación de las grasas.
Debemos tener en cuenta que, a pesar que las adaptaciones momentáneas vuelven a su estado original una vez finalizado el entrenamiento, si mantenemos una determinada frecuencia y regularidad de este tipo de ejercicios aeróbicos aparecerán entonces las adaptaciones profundas y muchas de ellas pueden perdurar para siempre, pues el organismo se adapta y llega a producir determinados cambios anatómicos y fisiológicos.
Asimismo, cada una de las adaptaciones van a influir significativamente en nuestra frecuencia cardíaca y la eficiencia del corazón será mayor. Habitualmente estas modificaciones en la frecuencia cardíaca máxima no son percibidas con el entrenamiento y son prácticamente idénticas en personas que entrenan habitualmente como las que son sedentarias.
La gran diferencia está en que si deseamos alcanzar una frecuencia cardíaca máxima mayor deberá ser el alto nivel de nuestra condición física ya que la intensidad de entrenamiento tendrá que ser mayor, no olvidemos que una persona sedentaria llega a su máximo esfuerzo mucho más rápido que una persona bien entrenada.
Todas las adaptaciones del cuerpo al ejercicio aeróbico se producen como consecuencia de llevar adelante un programa de ejercicios con estímulos continuos y progresivos, influyendo varios factores como el tipo de actividad, génética, sexo y edad características que desempeñan un importante papel en el éxito de todo el entrenamiento aeróbico.