Se trata de un fruto originario de Sudamérica, en particular de Brasil. En este paradisÃaco lugar los colonizadores españoles encontraron el fruto y el propio Cristóbal Colón se lo llevó con él.
Los indÃgenas la llamaban ananás– que significa fruto excelente- y es por eso que en muchos lugares sigue conservando este nombre.
La piña es una fruta con una pulpa dulce y aromática, rica en vitamina C y muy ligera. Su principal componente es el agua que suma el 85 % de su peso.
Por este motivo su valor calórico es tan bajo, solo aporta 46 calorÃas por cada 100 gramos de fruto comestible. Al igual que cualquier otra fruta, apenas contiene proteÃnas y grasas. Aquà se puede desmitificar la creencia de que todo fruto dulce engorda.
Otra de las caracterÃsticas de la piña es que tiene propiedades curativas, pues contiene una enzima llamada bromelina que facilita la asimilación de proteÃnas; podrÃa prevenir el cáncer ya que tiene la capacidad de bloquear algunas de las células cancerosas; y resulta efectiva en el tratamiento de la artritis reumatoide, es decir, que tiene propiedades antiinflamatorias.
Hay que tener en cuenta que esta sustancia no está presente en la piña en conserva o lata debido a que el calor al que ha sido sometida destruye la bromelina.
¿Pero cómo incluir este azucarado fruto en recetas saludables? Sus usos culinarios son muy amplios, porque combina muy bien con carnes (como el cerdo o el pato) y también se puede utilizar en postres.
Ya sea cocida o al horno se intensifica tanto su aroma como su sabor. Otra buena idea es insertarla como ingredientes en las brochetas a la brasa, alternándola con hortalizas (berenjena, calabacÃn, pimiento o cebolla) y con otras frutas como el plátano o la fresa.
También puede resultar un excelente ligero entrante.